Los valores del manifiesto ágil: el manifiesto
La incorporación de los VALORES AGILES a la Cultura Organizativa debe ser el primer paso para iniciar la transformación ágil en las empresas.
Pero ¿por dónde empezar cuando hablamos de transformación AGILE?. Empecemos por el principio.
En marzo de 2001, 17 profesionales del software, críticos de los modelos de producción basados en procesos, fueron convocados por Kent Beck, que había publicado un par de años antes el libro en el que explicaba la nueva metodología Extreme Programming (Beck, 2000).
Se reunieron en Salt Lake City para discutir sobre los procesos empleados por los equipos de programación.
En la reunión se acuñó el término “Métodos Ágiles” para definir a aquellos que estaban surgiendo como alternativa a las metodologías formales, a los que consideraban excesivamente “pesados” y rígidos por su carácter normativo y fuerte dependencia de planificaciones detalladas, previas al desarrollo.
Los integrantes de la reunión resumieron en cuatro postulados lo que ha quedado denominado como “Manifiesto Ágil”, que son los valores sobre los que se asientan estos métodos.
Estos CUATRO PILARES deben ser incorporados al ADN de las organizaciones si queremos conseguir una verdadera transformación Ágil. Si no se produce este paso previo, si las empresas no asumen la Agilidad como una filosofía sino como un conjunto de metodologías aisladas, la definición e implementación de la agilidad se encontrará con numerosos obstáculos a lo largo de su definición e implementación.
Pero, ¿por qué es indispensable que los PILARES del manifiesto AGIL sean incorporados a la cultura organizativa a de la organización?
El manifiesto ágil se sustenta sobre cuatro VALORES:
“Valoramos más a los individuos y su interacción que a los procesos y las herramientas “
Este es el postulado más importante del manifiesto y debe ser entendido y respetado en todos los ámbitos de la organización, en cualquier nivel jerárquico y disciplinar.
Son las personas las que realmente aportan creatividad y tienen capacidad de innovación. Estos dos elementos son decisivos a la hora de dotar de Valor al producto o servicio.
Por supuesto, esto no significa que deban desaparecer los procesos y las herramientas, sino que éstos deben ser una ayuda para conseguir el mayor VALOR posible.
La auotoorganización es una de las características principales de las organizaciones ágiles. Las empresas deben estar preparadas para entender, respetar y dirigir bajo este prisma, entendiendo que las personas son determinantes para generar valor sobre el producto.
“Valoramos más el producto (software) que funciona que la documentación exhaustiva”
Al igual que en el postulado anterior, el objetivo no es acabar con la documentación, pero son las personas y la capacidad de reacción ante los cambios del mercado las que deben anteponerse sobre la documentación y burocracia.
“Valoramos más la colaboración con el cliente que la negociación contractual”
La capacidad de evolución continua del mínimo producto viable en pro del mercado es una de las principales riquezas que ofrece la AGILIDAD, las organizaciones, principalmente en ámbitos jerárquicos elevados deben entender que no es posible definir cómo será el producto final, sino velar porque la organización sea capaz de ofrecer un producto con el mayor VALOR posible capaz de evolucionar al mismo tiempo que el mercado.
La organización y los clientes deben entender su implicación como una ventaja competitiva, que ayudará a la empresa a generar cada vez más VALOR en sus productos y servicios.
“Valoramos más la respuesta al cambio que el seguimiento de un plan”
La principal riqueza de la agilidad, es precisamente su capacidad de adaptación al mercado, un mercado que está sometido a incansables cambios y que requieren cada vez más que los servicios y productos sean capaces de adaptarse y evolucionar de forma continua.
El trazado de planes inflexibles no cabe en la filosofía ágil que debe dar respuesta a estos cambios de forma rápida y evolutiva.
En definitiva, si queremos una organización AGIL, nuestra cultura debe incorporar, respetar y defender los VALORES ÁGILES que sustentan el manifiesto ágil.
El manifiesto ágil establece 12 principios que sustentan los valores ágiles:
- Nuestra principal prioridad es satisfacer al cliente a través de la entrega temprana y continua de producto (software) de valor.
- Son bienvenidos los requisitos cambiantes, incluso si llegan tarde al desarrollo. Los procesos ágiles se doblegan al cambio como ventaja competitiva para el cliente.
- Entregar con frecuencia producto (software) que funcione, en periodos de un par de semanas hasta un par de meses, con preferencia en los periodos breves.
- Las personas del negocio y los desarrolladores deben trabajar juntos de forma cotidiana a través del proyecto.
- Construcción de proyectos en torno a individuos motivados, dándoles la oportunidad y el respaldo que necesitan y procurándoles confianza para que realicen la tarea.
- La forma más eficiente y efectiva de comunicar información de ida y vuelta dentro de un equipo de desarrollo es mediante la conversación cara a cara.
- El producto (software) que funciona es la principal medida del progreso.
- Los procesos ágiles promueven el desarrollo sostenido. Los patrocinadores, desarrolladores y usuarios deben mantener un ritmo constante de forma indefinida.
- La atención continua a la excelencia técnica enaltece la agilidad.
- La simplicidad como arte de maximizar la cantidad de trabajo que no se hace, es esencial.
- Las mejores arquitecturas, requisitos y diseños emergen de equipos que se autoorganizan.
- En intervalos regulares, el equipo reflexiona sobre la forma de ser más efectivo y ajusta su conducta enconsecuencia.
Fuentes: 2005-2016 – ScrumManager – http://www.scrummanager.net